¿Cómo Te Hablas?

Muchas personas emiten juicios muy duros contra sí mismos.

El dialogo interno negativo hacia nuestra persona es uno de los hábitos más destructivos que existen y uno de los hábitos que menos importancia damos. Si quieres mejorar tu vida, empieza por cambiar el hábito de hablarte negativamente.

Frases como: Qué idiota soy, soy un desastre, todo lo hago mal, es un claro ejemplo de cómo puedes llegar a insultarte sin una necesidad real de hacerlo. 

¿Realmente crees que eres todo lo que te dices?

Si alguien te tratara como tú te tratas ¿Qué harías?

Has cometido un error o una torpeza ¿eso te da mucha rabia?, busca sustituir frases como “que idiota soy” por otras más suave como, por ejemplo: “que torpe estoy hoy”. Especifica siempre el momento y la acción, acostúmbrate a decir “Estoy torpe en ese preciso momento”, si dices “soy torpe” estarás creando un personaje torpe en todos los aspectos de tu vida. Es muy importante acostumbrarnos a usar estos dos verbos de forma adecua, no es lo mismo ser que estar.

Un primer paso para cambiar este hábito es tomar conciencia de cómo te tratas. Para ello te puedes ayudar de una libreta para anotar lo que te dices cada vez que te des cuenta. Tal vez el primer día sólo detectes un pensamiento negativo, poco a poco, si vas haciendo este ejercicio, la lista ira incrementando. A medida que tomes conciencia de tu dialogo interno, serás capaz de cambiarlo y notar que la cantidad de veces en que pronuncias palabras desagradables sobre ti disminuye en gran medida.

¿Para qué cambiarlo?

Cuando tienes un problema tu dialogo interno puede hacer que tengas dos problemas, y el dialogo interno es el peor. El dialogo interno opera como detonante de angustias, ansiedades y mal humor, ofusca nuestra mente y no nos deja ver las soluciones. Un dialogo interno positivo nos ayudará a ser emocionalmente más fuertes.

Nada mejor que un ejemplo para entenderlo mejor, vamos a ver cómo actúan las personas con dialogo interno positivo y las que tienen un dialogo interno negativo.

Por ejemplo: Imagina que tienes tres hijos y te quedas sin trabajo.

Las personas fuertes emocionales dicen:

Y, ¿tienes el paro?

¿Qué sabes hacer?

¿Qué estás haciendo para encontrar otro trabajo?

¿Cómo te puedo ayudar?

Las personas emocionalmente débiles dicen:

¡Ostras pobre! cuanto lo siento.

¡Qué mala suerte!

Es horrible, no sé a dónde vamos a ir a parar.

Y con la crisis que hay

Buff, con lo mal que está el trabajo, que putada.

¿Ves la diferencia?

Haz la prueba, identifica en tu entorno a tres personas emocionalmente fuertes y tres personas débiles emocionalmente y anota lo que te dicen cada una de ellas.

Todas estas respuestas son automáticas, son inconscientes, son hábitos y como todo hábito, requiere de mucha determinación, compromiso y esfuerzo para cambiarlos.

La única manera de cambiar un hábito es por repetición y constancia, hay que hacerlo tantas veces como sea necesario para automatizarlo. Pero eso no es fácil porque a nuestro cerebro no le gusta nada el esfuerzo y hará que al día siguiente te olvides del nuevo hábito, pero si te pones una alarma de recordatorio e insistes durante el tiempo sufciente, tu cerebro optará por una segunda estrategia, es la estrategia de optimización biológica de energía, para ello creará un automatismo y ahí tienes tu nuevo hábito.

6 PASOS PARA CAMBIAR HÁBITOS

1- IDENTIFICAR EL HÁBITO A CAMBIAR

Tomate tu tiempo, anota todos los hábitos que te gustaría cambiar. Si son muchos, selecciona los 5 más importantes y luego, de esos 5 selecciona 1. Es importante que cambies tus hábitos de uno en uno.

2- CONSTANCIA

Para cambiar cualquier hábito hay que ser constante y para ser constante necesitas medir los avances, para ello nada mejor que anotar en una libreta o en un calendario los logros diarios o los días superados con el nuevo hábito.

3- ESPECIFICAR EL NUEVO HÁBITO

Hoy tomo suficiente agua, ser especifico es: cada 2 horas tomo un vaso de agua.

Hoy comienzo a hacer deporte, ser especifico es: me levanto 15 minutos antes para correr.

Hoy voy a pensar positivo, ser especifico es: cada 2 horas voy a prestar atención a mis pensamientos y los voy a anotar.

4- DISEÑAR UN PLAN DE ACCIÓN

Haz una propuesta de cambio y diseña tu plan:

Meta: Cada 2 horas tomo un vaso de agua.

Plan de acción: tener una botella de agua cerca.

Meta: me levanto 15 minutos antes para correr.

Plan de acción: antes de acostarme preparo la ropa para correr.

Meta: cada 2 horas anoto mis pensamientos

Plan de acción: llevo una libreta y un boli siempre encima.

5- ELEGIR UN RECORDATORIO

La alarma del móvil o un posit te servirán de desencadenantes para hacer la nueva acción.

Cada acción que hacemos tiene un desencadenante, si tienes un recordatorio efectivo, te será más fácil.

Por ejemplo, cada vez que cojo las llaves para salir de casa, reviso que todas las luces de estén apagadas. Cada noche tomo una infusión y eso desencadena mis deseos de comer chocolate. El espejo también es un gran desencadenante de nuestro maltrato, eres consciente de lo que te dices cada mañana al verte en el espejo. (que feo estoy, cada vez más arrugas y más horrible, etc., etc.) Para cambiar ese dialogo especifico, recomiendo poner un posit en el espejo con palabras agradables hacia tu persona. Mírate en el espejo y enamórate de ti, amate.

6- SER CREATIVO

Eres muy creativo para darte excusas para no hacer lo que deseas, ahora toca usar esa creatividad para encontrar motivos para hacer lo que deseas. Busca esos motivos y no los pierdas de vista. Anótalos y léelos diariamente, eso te ayudará a seguir repitiendo diariamente tu nuevo hábito.

¿Cuánto tiempo?

En 1887, William James, padre de la psicología científica, escribió un artículo titulado "El hábito" en el que ya exponía la enorme plasticidad cerebral que tenemos y cómo son necesarios 21 días para la formación de un nuevo hábito. 21 días es lo que tarda nuestro cerebro en hacer una nueva ruta neuronal. El cerebro odia los esfuerzos porque es un gasto de energía muy grande y para resolver ese problema automatiza todo lo que repetimos durante el tiempo suficiente.

Hoy, hay nuevos estudios que nos dicen que dependiendo del hábito pueden ser necesarios hasta 66 días de repetición. ¿Te parece mucho tiempo? Hacer que nuestro cerebro haga lo que nosotros queremos sin esfuerzo nos aportará una satisfacción extraordinaria. 

No digo que sea fácil pero el esfuerzo valdrá vale la pena.

 

 

Rosa Pavón Batlle

Entrenadora Emocional - rosabiobcn@gmail.com - Consulta en Barcelona y OnLine

Tema: ¿Cómo Te Hablas?

No se encontraron comentarios.

Nuevo comentario